EL USO DE LA TECNOLOGÍA EN LA EDUCACIÓN PRESENCIAL

EL USO DE LA TECNOLOGÍA EN LA EDUCACIÓN PRESENCIAL

Actualmente, los sistemas educativos de todos los niveles exigen el uso de la tecnología para complementar la educación presencial. Por lo mismo, el pizarrón y el gis, el libro de texto y la exposición del profesor son insuficientes u obsoletos. ¿Realmente es así?

El objetivo del presente texto busca exponer el uso adecuado de la tecnología en las aulas de clases presenciales. Se explicitarán algunos pasos fundamentales para no abusar del uso de la tecnología, no suplir al profesor por un programa y obtener los mismos resultados (puesto que los programas están hechos para obtener resultados diversos a los que durante años se han tenido sin ellos) y exponer algunos usos adecuados e innovadores de la tecnología para el profesor en su trabajo back stage, es decir, aquel que no se ve, es fundamental y no se paga (como la preparación de la clase, el promedio individual y grupal de las calificaciones, la revisión de los exámenes, los reportes a los coordinadores y superiores, entre otros). Finalmente, resolveré la hipótesis de si realmente el uso de la tecnología beneficia el ambiente de aprendizaje o, más bien, todo depende de la verdadera vocación y de las habilidades del docente.

Para el primer objetivo, parto del hecho de que la mayoría de las aulas, por lo menos de los colegios legionarios en los que laboramos, cuentan con un cañón y una computadora y si no es así, algún salón, comúnmente llamado “de usos múltiples”, los tienen. Los programas que mayormente utilizamos son Power Point y Reproductor de Windows Media (aquel programa que se utiliza para ver videos). No pretendo excluir a los sapientísimos profesores que utilizan simuladores o programas mucho más avanzados pero el hecho mismo es que son la minoría pues desafortunadamente la mayor parte del medio docente, desconoce dichas tecnologías.

Usualmente, mediante el Power Point, el docente organiza su información para proyectarla durante la clase y que el alumno la copie. Si bien lo ideal sería que no toda la información estuviera en el pizarrón para que el maestro explicara y el alumno lo atendiera sin distraerse con la computadora, es un hecho que las presentaciones parecen a veces “programas de karaoke” en las que las diapositivas se encuentran llenas de información y el docente sólo se dedica a leerlas. Por ello, expongo algunas recomendaciones para el uso de este programa de Office:

Primero, escribe en la presentación sólo la información fundamental. Reserva la información secundaria a tu exposición oral, en ella podrás añadir ejemplos, leer citas y ayudarte del pizarrón. Sí el profesor se dedica únicamente a leer, en realidad no está haciendo uso de la tecnología, pues obtendría el mismo resultado leyendo de un libro sentado en su escritorio.

Segundo, utiliza la presentación para llevar a cabo ejercicios. Esto requiere, necesariamente, que el docente sepa manejar el programa para que las preguntas, las respuestas y los procedimientos aparezcan en diferentes tiempos, ya sea con un click o con un tiempo predeterminado (útil cuando se requiere que el alumno fomente la competencia de razonar rápidamente en tiempo limitados).

Tercero, motiva visualmente al alumno. Power Point cuenta con diversos colores, imágenes y efectos que entretienen y mantienen atento al alumno. Procura utilizar sonidos, imágenes, gráficas y colores llamativos –no molestos-.

Por otra parte, algunos profesores utilizan el Reproductor de Windows Media para proyectar películas o videos cortos (similares a los que se encuentran en la página web de Youtube). Desafortunadamente, se ha desvirtuado la proyección de películas pues se lleva a cabo cuando el profesor no planeó la clase o hay pocos alumnos en el aula (por ejemplo, debido a un fin de semana largo). Por el contrario, la proyección de videos también se utiliza, aunque en menor medida, para complementar un tema de la clase y para modificar las actividades cotidianas dentro del aula. Evidentemente yo recomiendo la segunda opción, no sin especificar que la proyección de cualquier cosa en el salón de clase sin su correspondiente retroalimentación (la aplicación de lo visto en alguna actividad, la resolución de algún cuestionario o la comparación con algún tema de clase) es inútil. Nos enfrentamos pues, a la posibilidad de hacer uso de la tecnología y de desperdiciarla. De nada sirve ver una película si no se relaciona con el tema y sobre todo, si no se evalúa o utiliza después, ya sea haciendo uso de la tecnología o de la clase tradicional.

En cuanto a mi segundo objetivo –exponer usos adecuados de la tecnología en el trabajo del profesor fuera del aula- considero fundamental la utilización de los programas de Word y Excel de Microsoft Office. A primera vista, mi propuesta parece bastante simplista pero va dedicada a todos los profesores que siguen haciendo uso de la calculadora, el lápiz y el papel. No está mal hacerlo, pero usualmente nos quejamos del escaso sueldo en la docencia porque dedicamos demasiado tiempo a actividades monótonas como el cálculo de promedios o los reportes de alumnos. El programa Excel y el uso adecuado de sus fórmulas permite que con sólo capturar los números y programar las fórmulas adecuadas, el archivo saque promedios e indique los alumnos destacados y reprobados. Especialmente en este punto, considero que la educación debe centrarse en el alumno y tratar de ser lo más personalizada posible; por ello, si los programas propician que el docente deje de fijarse en los resultados de sus alumnos y en los problemas específicos que presentan cada uno, será preferible que retome el lápiz y el papel. La verdadera vocación del profesor se preocupa por el alumno y nunca lo descuida aunque trate de reducir los tiempos y movimientos de su trabajo.

Por otra parte, el programa de Word facilita la preparación de los guiones de clase mediante sus herramientas de índice, viñetas, gráficos, tablas y SmartArt. Así mismo, mediante plantillas definidas, se podrán hacer reportes acerca de algún alumno en específico o de la clase en general, tomando en cuenta algunos aspectos como comportamiento, puntualidad y asistencia, participación, cumplimiento de las tareas, resultados de exámenes parciales y mensuales, entre otros. De la misma manera que en Power Point, utilizar Word sin conocer sus ventajas resulta inútil y similar a escribir en un papel (cuya única diferencia será contar con caligrafía legible).

Finalmente y considerándolo el punto crucial de mi artículo, quisiera resolver la cuestión de de si realmente el uso de la tecnología beneficia el ambiente de aprendizaje o, más bien, todo depende de las habilidades y verdadera vocación del docente. Es un hecho que la docencia está subestimada hoy en día por sus desventajas económicas y porque absurda y estúpidamente, se considera un trabajo de medio tiempo mientras se encuentra otro mejor. Si el lector se encuentra en esta posición, podrá hacer uso de las tecnologías de la mejor manera pero su clase nunca será un éxito, entendiendo por éste, propiciar un verdadero aprendizaje significativo y perenne en el alumno. Por el contrario, una persona que encuentra su vocación en la docencia, que se realiza llevándola a cabo, que busca mejorar día a día y que se enorgullece de su profesión, podrá explotar al máximo las herramientas de la tecnología o su creatividad cuando no cuente con ella (pues una de las desventajas de la tecnología es que dependemos de la energía eléctrica que en nuestra ciudad es bastante falible).

Por tanto, la tecnología en el aula debe utilizarse siempre con vistas al alumno y no en la comodidad del profesor. En los sistemas tradicionales y presenciales no debe dependerse únicamente de ella ni tampoco fomentar la desactualización del profesor, pues éste, tal y como he dicho a lo largo de este artículo, está, al igual que la tecnología, al servicio del alumno para crear en su aula, capacitados y mejores mexicanos.

María José García Castillejos

Marzo de 2010

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